18 de octubre de 2009

Leonor Watling y Marlango



Leonor Ceballos Watling nació en Madrid el 21 de julio de 1975. Sus padres -ella británica y él gaditano- quisieron llamarla Eleonora pero no pudo ser en la España de aquel entonces, así que se quedó con Leonor, por Leonor de Aquitania.De niña quería ser bailarina, sus padres hacían un sacrificio económico para costearle las clases de ballet. Su padre decía a Leonor y a sus hermanos que no heredarían dinero sino el gusto por la cultura. Pero a los 13 años Leonor se dió cuenta que la danza no era lo suyo. Decidida ya a ser actriz, dio sus primeros pinitos en el teatro amateur en varios centros culturales. En 1993 debutó en el cine con Jardines colgantes, de Pablo Llorca. Ésta sería el único filme que vería su padre, quién murió cuando ella tenía 18 años. Tras su fallecimiento, Leonor quiso evadirse trasladándose a Londres, donde estudiaba en el Actor's Center al tiempo que iba a clases de secretariado para contentar a su madre. A su vuelta, intervino en series televisivas como Hermanos de leche, Farmacia de guardia o Querido maestro. Leonor se afianzó en el cine en la segunda mitad de los años 90, especialmente tras ser candidata al Goya a mejor actriz protagonista por La hora de los valientes (1998), de Antonio Mercero. Luego protagonizó la serie Raquel busca su sitio junto a Cayetana Guillén Cuervo y la película Son de mar (2001), de Bigas Luna. En 2002 estrenó la comedia A mi madre le gustan las mujeres, de Daniela Fejerman e Inés París, por la que repitió nominación al Goya como protagonista. Tampoco se lo llevó en esta ocasión, pero sí consiguió el Fotogramas de Plata. Ese mismo año llegaría Pedro Almodóvar con Hable con ella, película que le dio un gran prestigio internacional y en la que interpretaba a una bailarina en estado de coma.
En 2003 intervino en 2 filmes como secundaria, Mi vida sin mí, de Isabel Coixet y En la ciudad, de Cesc Gay, además de la comedia francesa Mauvais esprit, de Patrick Alessandrin. En 2004 protagonizó Inconscientes (2004), de Joaquín Oristrell y Crónicas, un filme ecuatoriano de Sebastián Cordero. Más tarde interpretaría uno de sus papeles más difíciles, la Laura de Malas temporadas (2005, Manuel Martínez Cuenca). De 2006 son Salvador Puig Antich, de Manel Huerga y Teresa. El cuerpo de Cristo, de Ray Loriga. En 2008 estrenará Los crimenes de Oxford (Álex de la Iglesia) y Lección 21 (Alessandro Baricco), dos películas que rodó en inglés y en las que comparte planos con John Hurt.
Paralelamente a su carrera cinematográfica, Leonor Watling ha triunfado como cantante y letrista del grupo Marlango, con el que ha editado 3 discos: Marlango (2004), Automatic imperfection (2005) y The electrical morning (2007).

Suzie Marlango, una de las musas del compositor, poeta y actor estadounidense Tom Waits, inspiró a la también actriz y cantante Leonor Watling para bautizar a su grupo musical. Comparten eclecticismo y un fascinante halo nocturno y misterioso. Pero, por encima de todo, la certeza de saberse muy suyos

¿Sabe Tom Waits de vosotros?

Le hemos mandado discos y espero que alguno le haya llegado, pero personalmente aún no hemos tenido la oportunidad de conocerle.

Háblanos de vuestro proceso de maduración. A estas alturas, ¿se puede decir que Marlango es un grupo plenamente asentado?

El grupo va creciendo paso a paso. Desde dentro notamos cómo vamos cambiando la manera de componer, cómo vamos experimentando más en directo, cómo se nos va yendo más el miedo… Pierdes unas cosas y ganas otras, pero sobre todo tomas conciencia de que has hecho realidad el deseo de grabar otro disco. Ahora mismo ya estamos preparando el tercero y lo que nos preocupa es que las canciones salgan como queremos. Inmediatamente después ya pensaremos: “Ojalá podamos grabar el cuarto…”


¿Por qué reeditásteis Automatic Imperfection?
Sinceramente es algo a lo que nos vimos empujados al cambiar de discográfica. Nos guste o no, todo esto va muy rápido y siempre tienes que estar haciendo algo… Creo que, sobre todo, tiene que ver con un tema de marketing, aunque nosotros también aprovechamos la oportunidad para introducir nuevas versiones junto a un tema inédito, además del DVD con el concierto que realizamos del primer disco en la Sala Paloma de Barcelona.

Dos discos de Oro, constantes llenazos y la bendición de gran parte de la crítica en apenas tres años. ¿Cómo se digiere todo esto?

Partiendo de un concepto bastante egoísta a la hora de crear las canciones. Nosotros nos encontramos muy a gusto componiendo sin miedos, sin estar sujetos a nada, sin querer llegar a la gente que no nos entiende. No nos preocupa tenernos que plantear: “¿Qué puedo hacer para gustar?”. Si el disco gusta, perfecto, y si no, no pasa nada...

¿De dónde nace la inspiración de la Leonor letrista? ¿Cuáles son tus inquietudes?

De distanciarme y observar el mundo. Esto tiene su parte mala, que es sentirse un poco lejos de todo, pero compensa el afán de intentar entender las cosas y no dar nada por hecho. Me ayuda bastante que me guste mucho jugar con las palabras; experimentar con ellas y también con los sonidos.

¿Cuál sería la metáfora más apropiada para definir vuestro estilo?

Nuestras canciones son estados de ánimo que compartimos Alejandro (el pianista) y yo. Escribes las letras como si fueran preguntas y esperando que den lugar a respuestas. Cierta vez, Alejandro las definió como canciones tristes que curan… Y para mí son como juguetes. A veces ingeniosos, para pasar el tiempo, y en ocasiones más raros y complicados, de modo que sólo puedes comprender tú su funcionamiento.

¿Las experiencias acumuladas durante esta gira inspirarán el próximo disco?

Seguro. Las canciones hablan de nuestras vidas y esto forma ahora parte de ellas. Además, a diferencia de lo que nos ocurrió en la primera gira, ahora podemos ir plasmando nuestras vivencias sin estar tanto bajo el estado de shock que a menudo sufríamos al principio.

¿Qué esperáis del concierto de mañana en Barcelona?

En Barcelona nos sentimos muy a gusto; es donde presentamos el primer single y el primer disco. Nuestro primer gran concierto fue en La Paloma, el concierto en el Palau de la Música fue muy especial… Sin estar en casa, es como tocar en casa.

LEONOR AL DESNUDO

Una película

El jovencito Frankenstein (Mel Brooks).
Una canción

Deconstrucción (Chico Buarque).
Un libro

La historia del amor (Nicole Krauss).
Un plato

El cordero asado.
Un afrodisíaco

No me hacen falta...
Una fragancia

Narciso Rodríguez.
Una ciudad

Barcelona o México D.F.
Un lugar para perderse

Tokio.
Una virtud

El sentido del humor.
Un defecto

La impaciencia.
Una manía o superstición

Darnos un abrazo antes de salir a tocar.
Un impulso irrefrenable

El sexo.
Un recuerdo

El olor a pollo asado de los domingos.
Un deseo

Poder seguir haciendo discos.
Una cuenta pendiente

Sacarme el carné de conducir.
Tu fórmula para oxigenarte

El sexo. Todo es mejor con amor..




Mi amor camina como un soldado. Mi amor abraza como una chica. La voz de mi amor está rota. Las manos de mi amor son suaves y fuertes...



Han pasado casi cuatro años desde que Leonor Watling, Alejandro Pelayo y Oscar Ybarra, Marlango, nos hicieron saber de su capacidad para hacer canciones. Hoy no necesitan de mayores presentaciones. Su tercer trabajo discográfico, “The Electrical Morning”, confirma su madurez como banda e invita a considerar la existencia de un “sonido Marlango”, un sonido con personalidad propia que nació con el aliento de Tom Waits en la nuca y ha crecido con la mirada de admiración puesta en PJ Harvey, Radiohead, Calexico, Mark Lanegan o Eels.

Y es que “The Electrical Morning” tiene vocación de hito, de querer resumir todas las experiencias del grupo hasta la fecha para abrir las puertas al futuro. Concebido como una colección de canciones en el sentido más clásico de la expresión, para oír de principio a fin, cada una de sus trece pistas podría dar pie a un disco completamente diferente, y sin embargo, todas respetan un hilo conductor que las hermana. Cada canción tiene un porqué, pero todas parecen coincidir en el mismo escenario, en ese momento electrizante en que la noche termina y empieza la mañana, cuando los restos de la euforia noctámbula se cruzan con la energía intacta del que empieza un nuevo día.

Pero por encima de cualquier otro nexo, “The Electrical Morning” tiene a Leonor Watling como referente. Autora de todas las letras del disco, Leonor pone a disposición de sus canciones su voz, cada vez más versátil, cada vez más expresiva, ampliando su registro del intimismo a la contundencia, siempre al servicio de sus historias. Sus temas desarrollan el imaginario del grupo jugando con los contrastes de la vida, con sus contradicciones, con la ironía. Así, el amor y el desamor se presentan como las dos caras de una misma moneda; el sexo sin amor y el amor sin sexo existen; la luz de la mañana no deja de ser un rayo de esperanza en un mundo oscuro, saturado de información y sin sentido, pero un rayo condenado a desaparecer al final del día… Y pese a todo, merece la pena.

 
MY LOVE

Mi amor se enternece cuando él susurra
Mi amor se endurece cuando él grita / llora
Mi amor es pequeño como un bebé
Mi amor resplandece como la lluvia

Mi amor marcha como un soldado
Mi amor se aferra como una niña
La voz de mi amor está quebrada
Las manos de mi amor son suaves y fuertes

Soy tan pequeña como un caracol
Soy tan suave como una gota
Estoy perdida y me arrastro
Pero treparé sólo por ti

Estoy enfadada como un trueno
Soy fuerte como la sangre
Tengo tantas nubes y claros como todos los cielos
Que transcurren delante de tus ojos

Seremos felices como niños
Estaremos nerviosos / saltarines como reinas
Pelearemos y nos inquietaremos unas horas 
Para tan sólo descansar en los brazos el uno del otro

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