4 de octubre de 2009

Gaza Libre

Vicente Romero,
veterano periodista de TVE, 08 Ene 2009


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Parece que los periodistas tengamos miedo de las palabras cuando hablamos de los poderosos. La perversión en nuestro uso del idioma empieza cuando llamamos ‘ladrón’ a cualquier ratero o estafador callejero, pero evitamos utilizar el mismo adjetivo al referirnos a un banquero, aunque esté condenado y convicto por estafa. Y se agrava al máximo cuando denominamos ‘terroristas’ a individuos que recurren a una violencia desesperada, impelidos por circunstancias dramáticas sin posible salida política, mientras negamos la misma consideración de ‘terrorismo’ a sanguinarias actuaciones de ejércitos regulares contra población civil.
Lo que Israel está haciendo en Gaza tiene un nombre: ‘terrorismo de estado’. ¿Cómo calificar el bombardeo de una escuela donde, bajo protección oficial de Naciones Unidas, se habían refugiado familias enteras de desplazados? Tales acciones militares responden a la denominación de ‘crímenes de lesa humanidad.’ La actitud de la nación judía ante el pueblo palestino se caracteriza como ‘racismo’. La suma de planteamientos ideológicos, praxis política y metodología castrense arroja como resultado una identificación nítida del estado sionista con el sistema establecido por quienes fueron los mayores verdugos del pueblo judío: los nazis.
Resulta evidente el atropello contumaz de los derechos humanos –y de todas las convenciones que supusieron avances en la historia de la Humanidad– que las fuerzas de Israel están cometiendo en Gaza. ¿Por qué entonces se evita escrupulosamente llamar a las cosas por su nombre, en la inmensa mayoría de las informaciones que se publican sobre estos hechos trágicos? El empleo de eufemismos como ‘acciones de castigo’, ‘ataques preventivos’, ‘ofensiva contra el terrorismo’ y tantos otros enmascaramientos de la realidad en los medios de comunicación nunca es inocente. Supone una victoria de esas fuerzas invisibles que, habiendo establecido las limitaciones de lo ‘políticamente correcto’ en los tratamientos informativos, se esfuerzan en controlar la formación de opinión pública. Y constituye una actitud cobarde, si no cómplice con los crímenes que ese uso perverso del lenguaje contribuye a minimizar o ocultar.


Vicente Romero

Si hay un pueblo obligado por su propia historia a respetar escrupulosamente los derechos humanos y las convenciones humanitarias, es el pueblo judío. Sin embargo Israel atropella impunemente todos los principios éticos. Los constantes actos de terrorismo de estado ordenados por el gobierno judío, como base constante de su política de seguridad’, y los crímenes que el ejército sionista comete estos días en Gaza obedecen a unos planteamientos ideológicos y metodológicos que identifican al sionismo con el nazismo. Los hijos y nietos de las víctimas de ayer son los asesinos de hoy. Y emulan a los verdugos de sus mayores.

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